Todavía hay mucho que reflexionar sobre el impacto de la pandemia en nuestras formas de habitar. Hoy, año y medio después del primer caso de coronavirus, podemos tener ciertos indicios de hacia dónde se dirigen nuestras nuevas rutinas y formas de vivir la cotidianidad, sin embargo, mucho sigue siendo incierto. Por ejemplo, cómo se habita la vivienda (ahora que pasamos en ella mucho más tiempo que antes), cómo nuestra rutina de trabajo ha cambiado y cómo estas están más relacionadas que nunca, son interrogantes que surgen de recoger distintas experiencias durante la pandemia.
Sí bien el híbrido entre espacio de trabajo y vivienda no es un concepto nuevo, más bien del modernismo, hoy existe una fuerte necesidad por retomar y replicar esta idea, es decir, dejar de concebir la casa como un espació distante a la oficina. Esto no quiere decir que la oficina como espacio único pierda relevancia, sino que la oficina como espacio conexo a la vivienda cobra un nuevo sentido. Estamos acostumbrados a diseñar y comprar viviendas con “estudios” o pequeñas áreas de trabajo incluidas, pero estos no son más que pequeños residuos en un diseño incompleto situados en esquinas o rincones restantes por cumplir con una lista de requerimientos del mercado, más que por cumplir con la verdadera intención de tener un espacio cómodo y funcional de trabajo.
De aquí que se encuentre en los anuncios de los proyectos de vivienda espacios listados como cocina, habitación, sala, estudio, entre otros, pero que al vivirlos no cumplen con condiciones mínimas para habitarlos y sean más una composición de pequeños mesones, muebles y espacios angostos, suficientes para que puedan justificar su nombre. Esto más que un problema de tamaño es un problema de composición. El estudio o espacio de trabajo no debe ser una esquina en un rincón de la casa que dé contra muros blancos y sea, por ende, completamente monótono. El estudio es un espacio que debe cumplir nuestras nuevas rutinas de trabajo, capaz de fomentar la productividad y el bienestar con una iluminación apropiada, ventilado, con espacio para sentarse cómodamente, para almacenar y suficientemente privado para permitir la concentración dentro de la vivienda, donde la distracción se puede dar con facilidad.
La intención de este texto no es dar una solución especifica o una serie de normas sobre cómo lograr un espacio de trabajo adecuado en la vivienda, puesto que este debe ser planteado por cada arquitecto al hacer un estudio del espacio para llegar a la solución más óptima, más bien se pretende reflexionar y fomentar la toma de decisiones para mejorar nuestras áreas de estudio y trabajo entendiendo su nueva relevancia.
En Taller Origen buscamos construir estas reflexiones para crear espacios acordes con los momentos que vivimos, construyendo también una discusión entorno a nuestra realidad. En este caso, concentrados en el espacio de trabajo en casa como un lugar capaz de potenciar la productividad y la comodidad apelando a su verdadera razón de ser.
Comments